21 de Junio, 2022

¿Por qué a la gente no le gusta la inflación?

* Publicada en diario El Mercurio el 21 de junio

 

Con esta pregunta tituló Robert Shiller -profesor de la Universidad de Yale y Premio Nobel de Economía 2013- el capítulo que escribió para un importante libro sobre la reducción de la inflación publicado en 1997.

 

Para responder esa pregunta, Shiller realizó una encuesta. Las respuestas arrojaron que, para los encuestados, el principal costo de la inflación era que reducía sus estándares de vida, y sus causas estarían en que personas codiciosas o de mal comportamiento provocaban aumentos en los precios que no se condecían con los aumentos en salarios. Al preguntar sobre las emociones que les generaba un nivel alto de inflación se mencionaba preocupación y rabia.

 

Existen sorprendentes similitudes entre los resultados obtenidos por Shiller hace casi 25 años y las respuestas de la Encuesta de Percepción sobre la Inflación en Chile, publicada en mayo por Criteria. En esta última, las personas manifiestan que el alza significativa de precios les generaba rabia, miedo y tristeza, porque los sueldos no alcanzan para vivir. Entre las causas de la inflación reciente, la más frecuentemente mencionada es que los empresarios suben los precios de manera artificial. Estas similitudes sugieren que hay factores comunes en la forma en que los hogares perciben la inflación que se mantienen en el tiempo y a través de países.

 

¿Cuáles podrían ser las razones de estas percepciones en el caso de Chile?
Si los precios aumentasen artificialmente durante períodos inflacionarios, el margen de ganancias de las empresas debiese también aumentar. Un análisis del Banco Central de Chile recientemente publicado en el Informe de Política Monetaria concluye que a fines del 2021 los márgenes se encontraban bastante por debajo de su nivel histórico, contribuyendo a mitigar la inflación. El mismo estudio sugiere que los márgenes podrían estar aumentando y retornando a sus niveles normales durante 2022. La respuesta de los encuestados podía deberse a que ellos observan claramente las alzas de precios asociadas a la recuperación de los márgenes, mientras la caída pasada de los márgenes les es invisible.

 

Miremos ahora qué pasa con el poder adquisitivo de los salarios. El Índice de Remuneraciones Reales, publicado por el INE, muestra que el poder adquisitivo de los hogares efectivamente ha caído en casi un 6% en los últimos seis meses. Aquí también es clave dar una mirada de más largo plazo, ya que los salarios podrían tardar en ajustarse a la inflación. Un análisis estadístico simple de los datos desde 1980 a la fecha confirma que un aumento de la inflación genera una caída inmediata de los salarios reales, los que se demoran entre dos y tres años en recuperarse. Estos largos rezagos pueden explicar que los hogares no asocien esta recuperación con el aumento pasado de la inflación y recuerden fundamentalmente el impacto contemporáneo de la inflación en la caída de su poder adquisitivo.

 

En su análisis de los resultados, Shiller destaca que hay una diferencia importante entre la forma en que las personas y los economistas profesionales perciben las causas y consecuencias de la inflación e insta a los economistas a cerrar esas "brechas de comunicación". Ese mensaje sigue siendo válido hoy en nuestro país.

 

Shiller además enfatiza en que las personas muestran una aversión a la inflación mucho mayor que los economistas, atribuyéndole generar caos político y económico, reducir el prestigio de un país, caídas en la cohesión social, etcétera. Es posible que la interpretación de las personas provenga de sesgos de percepción. Sin embargo, la aversión de las personas a la inflación es un aliado importante en la lucha contra este fenómeno. Es cuando los hogares pierden el temor a la inflación y la normalizan que podemos estar en problemas.

 

Claudio Raddatz 
Académico Depto. de Administración