09 de Noviembre, 2009

Nacional Fenaude: Las verdaderas reinas del fútbol

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En sus maletas no sólo iban las camisetas azules que lucen con tanto orgullo y sus zapatos de fútbol, sino que también la ilusión de ponerle el broche de oro a un año que marchaba sobre ruedas para la selección de fútbol de la Universidad de Chile.

La última prueba, la más complicada, tendría lugar en Valdivia, en el marco del Nacional Fenaude. Y hasta allá llegaron las “Leonas”, con el único fin de quedarse con la copa para el mejor equipo y refrendar una campaña que estuvo llena de alegrías.

El sorteo las emparejó de inmediato con la Católica de Valparaíso, uno de los elencos, junto a la Arturo Prat, más duros del torneo. Es más, a las azules justamente les tocó debutar con las porteñas. Y no desentonaron. Con goles de María Angélica Cornejo y Claudia Schuler, las hijas de Bello se quedaron con la victoria, consiguiendo, además de los valiosos puntos, un envión anímico que las dejó con la confianza por las nubes.

“El primer partido fue clave, porque teníamos que demostrar ante un cuadro poderoso lo que queríamos hacer en el campeonato. Hasta nosotras nos sorprendimos”, recuerda Paulina González.

En el resto de los compromisos válidos por el grupo, no hubo muchos problemas para las pupilas de Javier Chacón. Hasta que llegaron a las semifinales. Y el rival era otro durísimo escollo en el camino al ansiado título: la Arturo Prat, que el año pasado dejó fuera de esta instancia a la U.

Sin duda, fue el duelo más complicado. Las “Leonas” comenzaron perdiendo, pero no se dejaron abatir. Atacaron y atacaron, pero el gol no salía. Sin embargo, Daniela Zamora tenía la llave, y consiguió la igualdad. Sin querer llegar a la definición por penales, las azules adelantaron sus líneas y se fueron con todo en búsqueda del arco de las nortinas. Y el premio llegó de la mano de Claudia Schuler, quien le dio el triunfo a las santiaguinas y el paso a la final, donde las esperaba la Universidad de Santiago.

“Nos encontramos con un rival que no esperábamos. Que la Usach le haya ganado a la PUCV fue una sorpresa. No sé si la palabra es relajo, pero como las conocemos tanto y siempre nos ha ido bien, estábamos tranquilas. Tendría que haber pasado algo muy raro para que no ganáramos. Igual no nos podíamos confiar, porque en las finales también juegan otros factores, como los nervios, la cancha pesada y la concentración”, dice la “Pauli”.

Pero nada de eso les importó a las dirigidas de Javier Chacón. Desde el primer minuto funcionaron como un relojito y les demostraron a todos los valdivianos que no iban de paseo a conocer el Calle-Calle. Antes de los 30 minutos, ya estaban en ventaja por 2 a 0, merced a los tantos de María Angélica Cornejo y Tatiana Pérez.

El vendaval azul no paró: a los 44’, Claudia Schuler puso el 3 a 0, y a los 62’, Daniela Zamora dejó las cosas 4 a 0. El descuento de la Usach, cuando el partido ya expiraba, sólo sirvió para hacer más decorosa la derrota.

Todas las miradas estaban puestas en las chicas de la U y su celebración. Pero había una que la vivió de manera distinta. Con la misma alegría desbordante de sus compañeras, algo hizo que el festejo de Paulina González fuera más pausado y más íntimo. Y la razón era más que entendible: era su último Nacional.

“Fue muy emocionante. Ya había sido campeona, pero sabía que no habría otro Nacional. Jugué ocho años y el balance no puede ser mejor. No me arrepiento de haberme atrasado un poco en mi carrera (derecho), porque viví experiencias espectaculares con este equipo. El cierre del ciclo fue perfecto y estoy segura de que los éxitos no pararán”, explicó.

Con la copa y la banda

Otra que vivió el Nacional de manera especial fue Rosario García-Huidobro, quien también se despedía de este tipo de torneos. Con su experiencia, sabía que la ansiedad les podía jugar en contra, pero tenía su receta.

“Teníamos la certeza de que hicimos una buena preparación. Este año, como nunca, tuvimos muchísimos partidos antes del Nacional, un plantel muy fuerte y buenos resultados desde principio de año. Por otro lado, el grupo humano que se formó es muy bueno, nos apoyamos mucho y eso nos permitió partir a Valdivia con las cosas claras, sabiendo que para ser campeonas debíamos ganarlo todo. Por eso, salimos a jugar siempre como si fuera una final”, cuenta.

-¿Qué significó jugar tu último Nacional?
“Una mezcla muy grande de emociones. Por un lado, una alegría enorme por haber tenido la oportunidad de despedirme como campeona y por haber sido parte de este grupo humano. Por otro, uno nunca quiere dejar de tener las cosas que la hacen feliz y le apasionan. Pero me voy tranquila, cerrando una etapa linda y convencida de que vendrá otra mejor”.

-¿Cómo evalúas tu paso por la selección de fútbol?, ¿qué te entregó?
“En primer lugar, me siento una afortunada por haber sido parte de esta selección. En la vida, los deportes me han enseñado muchísimas cosas, lo que me ha ayudado a crecer como persona. Aprender a ganar, a perder, a superarse, a confiar en tu compañera, a tener capacidad de superación, paciencia, tolerancia, compromiso, y sobre todo, el verdadero significado de la palabra equipo”.

-Además fuiste la reina del torneo, ¿esperabas despedirte así del fútbol universitario?
“Es la primera vez que se hace una actividad así en un Nacional Universitario, y creo que fue una anécdota entretenida para contar. Lo pasé muy bien durante la elección, me reí mucho y sé que mis compañeras también. … Y qué mejor que irse como reina”.

El cerebro del título

Javier Chacón vibra como si estuviera en la cancha. El técnico de la U se pone nervioso, se da vueltas, grita y vive cada partido al máximo. Y ha sido fundamental en la brillante campaña que han tenido las azules desde 2001, jugando siete finales y sumando cuatro títulos. Y las razones del éxito para él son claras.

“La única respuesta es compromiso. Es tanta la dedicación y responsabilidad con que se toman esta actividad que los buenos resultados son fruto del trabajo metódico, de la entrega y del amor a esta disciplina. Debemos recordar que son estudiantes que juegan fútbol, y no al revés. Muchas de ellas están dispuestas a sacrificar sus estudios y hasta alargar sus carreras con tal de vestirse de azul y defender el escudo de su Universidad. El mérito es sólo de ellas; al final, uno sólo es el director de la orquesta, pero tienen claras sus motivaciones y las metas que quieren alcanzar. Con los resultados que hemos tenido desde 2001, cómo no va a ser compromiso nuestra palabra clave”.

-¿Cuesta cargar con la responsabilidad de ser favoritas?, ¿cómo se maneja eso como técnico?
“En estos últimos años lo menos que hemos sido es favoritas. Los resultados de 2008 no nos acompañaron, y desde entonces cada vez que hemos entrado a una cancha lo hemos hecho de chicas a grandes. Lo que sí sucede, y debe ser con la única universidad que pasa, es que todos nos quieren ganar. Estemos jugando mal, en una racha negativa o mal físicamente, los equipos que enfrentamos se agrandan y quieren celebrar. Pero en esta temporada hemos vuelto a nuestro sitial de honor en lo deportivo”.

-Tuvieron unos años buenos hace un tiempo, luego vino una época sin tantos triunfos, ¿en qué parte del ciclo están ahora?

“Es el ciclo natural de un estudiante universitario. De 2001 a 2005 fuimos los mejores, con una generación espectacular de estudiantes. Vino el recambio y en 2007 fue otro muy buen año. Hoy recién podemos decir que tenemos equipo para unos cuatro años más con esta nueva generación. Logramos conformar un grupo humano sólido en lo futbolístico, pero por sobre todo de cabeza. Somos equipo y plantel dentro y fuera de la cancha. Y eso se nota, trasciende y la gente se da cuenta. Hay una mística que sólo las universitarias de la U la tienen, además de un estilo definido de juego, una garra impresionante y, por sobre todo, buen fútbol. Este año marcó el regreso de las ‘Leonas’, porque las hijas de Bello están de vuelta”