Fondos generacionales y activos alternativos: el debate por el nuevo régimen de inversión tras la reforma previsional

En un encuentro en Alta Dirección FEN que reunió a académicos y representantes de la industria, se analizaron los desafíos que abre el paso desde multifondos a fondos generacionales, con foco en cómo incorporar activos alternativos ilíquidos y de largo plazo, bajo qué resguardos regulatorios y con qué efectos en costos, licitaciones y la transición hacia la jubilación.

Con la reforma previsional de 2025 y el cambio del sistema de multifondos hacia uno de fondos generacionales, la discusión sobre el régimen de inversión de las AFP entró en una nueva fase: cómo diseñar carteras que acompañen el ciclo de vida del afiliado, sin perder de vista el rol que pueden jugar los activos alternativos, especialmente aquellos que requieren horizontes largos y presentan menor liquidez.

Ese fue el eje de la actividad “Fondos generacionales y activos alternativos: desafíos de diseño en la reforma de pensiones”, que reunió a más de 60 participantes en la sede de Alta Dirección y que incluyó una exposición del académico FEN Guillermo Larraín y, posteriormente, un conversatorio con opiniones de Gabriela Chamorro (BICE AGF), Renzo Vercelli (SURA), Sebastian Bertelsen (Consorcio) y el académico FEN José Luis Ruiz como moderador.

En su exposición, Larraín sostuvo que el debate debe partir por la función objetivo del sistema. “El objetivo de la AFP es mejorar la rentabilidad”, planteó, aludiendo a la necesidad de alinear el diseño normativo con el fin último de las inversiones previsionales. “El problema que tiene esta discusión en un sistema que en algunos años acumulará ahorros equivalentes al 100% del PIB, es que es difícil distinguir la rentabilidad obtenida por el sistema, del impacto macro de ese ahorro y por lo tanto del crecimiento económico. Es necesario tener una debate profundo y serio sobre cómo manejar esta ambigüedad en la búsqueda de mayores tasas de rentabilidad para los fondos de pensiones”.

El académico advirtió, además, que una parte relevante de la discusión se enreda cuando se trata a los activos alternativos como una sola categoría. “Eso es un grave error porque siguen mirando como uno solo”, dijo, apuntando a la necesidad de diferenciar con más precisión entre alternativos locales y extranjeros, considerando costos, escala y capacidades de gestión.

Desde la mirada de la gestión, Gabriela Chamorro remarcó que los alternativos son intensivos en análisis y procesos. “Sabemos que son activos complejos en general”, señaló, explicando que los montos típicos de inversión se mueven “desde 40 y 100 millones de dólares”, con un trabajo extenso de evaluación y aprobaciones internas.

Chamorro también enfatizó que la diversificación en esta clase de activos tiene varias capas: “por gestora, por región y también por vintage”, dado que se entra a valorizaciones distintas según el año de inversión. Sin embargo, advirtió que dinámicas propias del sistema, como licitaciones y traspasos, pueden tensionar esa estrategia.

Renzo Vercelli propuso ordenar la conversación distinguiendo explícitamente el alternativo local del extranjero. “Yo creo que sería bueno darle a la conversación una división entre el alternativo local y extranjero”, sostuvo, planteando que esa separación podría facilitar el diseño y la construcción de programas por parte de los actores.

En todo caso, subrayó que cualquier definición debe mantener un criterio rector. “Tenemos que partir de la base  que el objetivo de las pensiones debe ser único y es lograr mejores pensiones futuras”, afirmó.

Sebastian Bertelsen vinculó el debate con el desarrollo del mercado de capitales y su capacidad de absorber financiamiento cuando existen instrumentos y demanda. Como ejemplo, mencionó una colocación en la que “el mercado la absorbió con una demanda de 1500 millones de dólares”.

En paralelo, insistió en que el marco regulatorio y la industria deben considerar la velocidad del cambio financiero. “Van apareciendo nuevas alternativas de inversión a cada rato”, dijo, y llamó a “transmitir sensibilidad” para que el sistema sea capaz de “adaptar” y “tomar esta nueva oportunidad” a medida que evolucionan los instrumentos.

La conversación cerró con una idea transversal: si los fondos generacionales buscan capturar el premio de largo plazo de los activos alternativos, el diseño fino (resguardos, costos, incentivos, límites y tratamiento de licitaciones o traspasos) será decisivo para que ese potencial se traduzca, efectivamente, en mejores pensiones.