GPM recomienda bajar la TPM a 4,75% ante riesgos globales y debilidad estructural en Chile

El Grupo de Política Monetaria reunido en la FEN Uchile sugirió reducir la tasa rectora en 25 puntos base, retomando la convergencia hacia un nivel neutral. El contexto global, marcado por el proteccionismo estadounidense y una economía chilena con señales mixtas, motiva la decisión. Kevin Cowan, vocero del GPM, advirtió que la incertidumbre externa y la debilidad del consumo interno justifican una política monetaria más expansiva.

Escenario internacional: guerra comercial, desaceleración global y presión sobre el cobre
El Grupo de Política Monetaria (GPM) agrupado en la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, integrado por Eugenia Andreasen (FEN Uchile), Carlos Budnevich (UAndes), Kevin Cowan (UAI), Juan Pablo Medina (UAI) y Andrea Tokman (Quiñenco), recomendó este lunes al Banco Central de Chile reducir en 25 puntos base la Tasa de Política Monetaria (TPM), llevándola a 4,75%. La sugerencia marca el reinicio de la convergencia hacia un nivel neutral de tasa, en un contexto internacional caracterizado por el resurgimiento de tensiones comerciales y señales de desaceleración económica.


“El escenario externo se ha tornado más incierto, especialmente por la agresiva política arancelaria de Estados Unidos, que amenaza con afectar nuestras exportaciones y el clima de inversión”, explicó Kevin Cowan, quien ofició como vocero del grupo. Añadió que “los acuerdos comerciales alcanzados por EE. UU. han traído algo de alivio, pero los niveles tarifarios siguen siendo significativamente más altos que hace unos meses”.


Tras los anuncios de julio, los aranceles promedio en EE. UU. escalaron desde 3,8% en marzo a un 20,2%, el mayor nivel desde 1911. Entre las medidas más relevantes está la amenaza de un arancel de 50% al cobre, lo que generó un fuerte aumento del precio del metal y una inusual brecha entre los mercados de Nueva York y Londres. “Si bien la demanda estadounidense es inelástica, la incertidumbre podría frenar la inversión minera en Chile”, advirtió Cowan.


A esta tensión se suma la reciente aprobación de una ambiciosa reforma fiscal en EE. UU., que aumentará el déficit en al menos tres trillones de dólares en la próxima década. La reacción de los mercados no se hizo esperar: el dólar se ha depreciado 9% en lo que va del año, mientras que las tasas de los bonos del Tesoro a 20 años se mantienen sobre el 5%.


El GPM también resaltó la corrección a la baja en las proyecciones de crecimiento global. La OCDE redujo sus estimaciones para 2025 y 2026 a 2,9%, y el FMI ya había hecho ajustes similares en abril. Para Estados Unidos, se espera un crecimiento de solo 1,6% el próximo año. “Estas señales nos muestran que la actividad global será más débil de lo anticipado hace seis meses”, comentó Cowan.


En este marco, los precios del petróleo han retrocedido y los indicadores de volatilidad (como el VIX y el MOVE) están en mínimos del año, lo que contrasta con la fragilidad del comercio internacional. En China, en tanto, la actividad ha resistido gracias a estímulos fiscales, aunque se proyecta un menor crecimiento para 2025 debido a los aranceles y al ajuste inmobiliario.

Economía chilena: inflación a la baja, empleo débil y señales transitorias de dinamismo
En el plano interno, el GPM identifica una economía que ha mostrado cierto repunte, pero cuya recuperación es frágil y marcada por factores de corto plazo. “La actividad ha sorprendido al alza, pero ese dinamismo se explica principalmente por el turismo de compras y la inversión minera. No hay un repunte sostenido del consumo ni de la actividad no minera”, señaló Cowan.


El mercado laboral sigue mostrando debilidad: la tasa de desempleo alcanzó 8,9% entre marzo y mayo, seis décimas más que en igual período del año anterior, y el número de ocupados se mantiene estancado desde fines de 2024. Las remuneraciones reales crecen a un ritmo estable de 3,5%, lo que, según Cowan, “no ha sido suficiente para impulsar un ciclo virtuoso de consumo”.


En contraste, la inflación ha evolucionado de forma positiva. El IPC de junio anotó una baja mensual de -0,4%, por debajo de las expectativas, y la inflación subyacente se ubicó en 3,8%. Además, las expectativas inflacionarias a dos años se han consolidado en torno al 3%, según las encuestas de operadores financieros y expectativas económicas. “Esto da señales de que el efecto de segunda vuelta por el alza de tarifas eléctricas será acotado”, apuntó Cowan.


El tipo de cambio reaccionó a los anuncios arancelarios con una fuerte alza, llegando a 970 pesos por dólar, para luego estabilizarse en torno a 951. La bolsa local se ha mantenido sin grandes movimientos, y el crédito de consumo ha comenzado a recuperarse levemente, en contraste con el retroceso del crédito comercial.


Ante este panorama, el GPM sostiene que existe espacio para avanzar con cautela hacia una postura monetaria más neutral. “La combinación de inflación a la baja, expectativas bien ancladas y un escenario global menos favorable justifica una reducción de la TPM. Pero esa convergencia debe mantenerse condicionada a la evolución de la actividad, la inflación y el contexto internacional”, concluyó Cowan.