En la reunión de enero, el Grupo de Política Monetaria recomendó al Banco Central mantener la Tasa de Política Monetaria en su actual nivel de 1,75 por ciento, a la espera de tener más antecedentes de cómo evolucionará las principales variables macroeconómicas y financieras en la primera parte del año.
Esto considerando que, a nivel externo, a mediados de enero se avanzó en una primera fase de tregua en la guerra comercial entre EE.UU. y China, aunque este progreso para el comercio global se ha dado en un contexto donde han emergido otras tensiones globales a nivel geopolítico y de salud pública. Con todo, no se han observado grandes cambios en el panorama para la economía global para el presente año. En el plano interno, a partir de diciembre las tensiones sociales y políticas no han continuado intensificándose. Sin embargo, la incertidumbre de cómo se resolverán estas tensiones dificulta visualizar un escenario macroeconómico y financiero central.
La gran depreciación del peso y las tensiones financieras evidenciadas a fines de noviembre se han atenuado por varios factores, pero riesgos de que vuelvan a acentuarse siguen presentes. Así, el clima de negocios, las decisiones de inversión y los precios de los activos se mantendrán sensibles a noticias en los frentes político, social y de seguridad pública. Los riesgos de nuevos episodios de estrés financiero y de una aceleración de la inflación condicionada por un tipo de cambio más depreciado plantean un dilema para la política monetaria.