Para el tango se necesitan dos

Publicaada en La Tercera el 8 de junio

 

La evidencia es clara y lapidaria: la productividad y el crecimiento económico están estancados, lejos de lo que fue la época dorada. Nuestras empresas invierten muy poco en I+D, no consideran necesario innovar. Ni siquiera la ley de crédito tributario o la ley para establecer empresas en un día han logrado despertar el espíritu Schumpeteriano de nuestra economía. ¿Por qué? Creo que hemos seguido muy de cerca el paradigma neoclásico y le hemos dado poco espacio a una visión más evolucionista. Los economistas formados en la ortodoxia estamos de acuerdo en la naturaleza de bien público de la generación de conocimiento, lo que requiere apoyo estatal a través de subsidios y/o financiamiento público de proyectos que no se harían. Estamos de acuerdo que sucede lo mismo con los problemas de información que afectan a los mercados tecnológicos y financieros, e ingenuamente creemos que lo resolveremos con un subsidio por ahí, o un impuesto por acá, y así, el equilibrio de mercado será aquel socialmente óptimo.

 

Lamentablemente, el tango se baila de a dos. Si un subsidio aumenta la demanda por conocimiento por parte de las empresas, no habrá cambios significativos si no hay oferta de buenas ideas. Desafortunadamente las buenas ideas escasean y no reaccionan de inmediato. Se requiere mejorar nuestro capital humano en colegios y universidades. Se necesita fomentar el espíritu crítico e innovador de nuestros estudiantes. Y eso toma tiempo.

 

La verdad es que este tango es de varios bailarines. Hace falta un enfoque sistémico, algo que la literatura en estos temas ha enfatizado hace tiempo y nos hemos negado a ver. Hay que avanzar y mejorar en variadas dimensiones, simultánea y coordinadamente.

 

Goñi y Maloney lo han mostrado estudiando la rentabilidad de la I+D entre países. Esta rentabilidad no es alta en los países de ingreso bajo porque lo hacen mal en factores complementarios a la I+D, como educación, infraestructura científica y tecnológica, calidad del sector privado y funcionamiento general del sistema nacional de innovación.

 

Esta evidencia pone varias dudas sobre los análisis optimistas respecto a los esperados efectos del litio y al hidrógeno verde, dos de los caballos de batalla del actual gobierno. Para que estas actividades logren mover la aguja, es preciso complementar la mirada ortodoxa con el enfoque evolucionista. Nada cambiará si no hay una estrategia clara de mejoramiento en varias dimensiones del sistema nacional de innovación. Si no lo hacemos, volveremos al desencanto de políticas bien intencionadas, que se implementan aisladamente y con mucho voluntarismo. Ya ocurrió con las políticas de clusters y de especialización inteligente, implementadas en los gobiernos de Bachelet y descontinuadas por los gobiernos de Piñera. Si la historia sirve de guía, mucho me temo que volveremos a cometer los mismos errores.

 

Roberto Álvarez
Director Escuela Economía y Administración