¿Sobreendeudado? Cuidado con la depresión

El desarrollo de los mercados financieros y la incorporación de nuevos segmentos de la población al endeudamiento tienen consecuencias positivas y negativas para las personas. Lo bueno es que el endeudamiento permite amortiguar el gasto de los hogares en el tiempo, es decir, compensar el consumo a lo largo del ciclo de vida. De esta forma se puede acceder a financiar bienes durables que generan bienestar a lo largo de varios años. En este sentido, el avance de los mercados financieros permite acceder a créditos más baratos y también financiar inversiones rentables como educación, vivienda, capital de trabajo, etc. No obstante, lo malo surge cuando el mayor acceso a crédito va unido a falta de planificación y de educación financiera, pues podría derivar en sobreendeudamiento -que se asocia a estrés financiero- y que podría tener repercusiones negativas en la salud de las personas, con la aparición de enfermedades tanto físicas como mentales.

 

En un estudio realizado con Daniel Hojman y Álvaro Miranda, publicado en la revista Social Science and Medicine, analizamos las consecuencias negativas del sobreendeudamiento, específicamente, en la salud mental de las personas. El hallazgo resultó impactante: la situación de sobreendeudamiento puede generar un aumento en la probabilidad de depresión equivalente a casi la mitad de lo que provocaría la pérdida de un familiar cercano. La buena noticia es que se encontró que el daño en la salud mental de las personas no sería permanente, porque en un plazo de tres años, quienes logran salir de su situación de sobreendeudamiento retornan a una situación similar a la de aquellos no sobreendeudados.

 

Las implicancias son interesantes en varias dimensiones. Primero, encontramos evidencia empírica de que el sobreendeudamiento no solo tiene consecuencias sobre el bienestar económico de las personas, sino también en el bienestar de su salud mental, lo que indica la necesidad de preocuparnos del tema. Segundo, el tratamiento médico de la depresión en aquellos pacientes con altos niveles de endeudamiento debería considerar medidas integrales, por ejemplo, asesoría en el manejo y planificación de deuda. Tercero, es fundamental prevenir antes que curar, por lo tanto, es necesario perseverar en la educación financiera y en la regulación del mercado del crédito, para que las personas puedan tomar mejores decisiones para su bienestar individual. Por último, es un desafío para los economistas seguir profundizando en la investigación interdisciplinaria y así contribuir al conocimiento y bienestar de nuestra sociedad.

 

Jaime Ruiz-Tagle V.
Director Departamento de Economía e investigador Núcleo Milenio en Desarrollo Social