Sentido de realidad

* Publicada el 19 de agosto en diario el Mercurio

 

En medio de la tormenta del caso Convenios, ha salido a la luz una serie datos económicos que nos deben dar luces para el diseño de las políticas públicas de los próximos años.

 

Primero, el Banco Central nos sorprendió con la baja de un 1% de la tasa de interés de política monetaria. Esto es una señal importante, ya que el Banco Central ve que el problema de la inflación está siendo controlado. El riesgo de una inflación endémica se aleja, y nos dice que seguimos siendo un país ordenado en nuestras políticas fiscal y monetaria. El ajuste económico que debimos adoptar post cierta borrachera con el gasto y políticas populistas que vivimos no fue gratis. Así lo saben, entre muchos otros, quienes buscan acceder a una casa propia.

 

Segundo, la Encuesta de Caracterización Socioeconómica Nacional 2022 (Casen) nos dijo que la pobreza cayó a 6,5%, continuando la trayectoria que adoptó desde el retorno a la democracia. Esta caída está fuertemente influenciada por los subsidios monetarios entregados. Para el promedio de la población los subsidios representaron solo un 5,2% de sus ingresos monetarios, pero para el 20% más pobre estos llegan a representar un tercio de los ingresos. Más aún, para el 10% de menores ingresos los subsidios superan 2/3 sus ingresos. La misma Casen nos muestra que la desigualdad también cayó.

 

Por otro lado, y en las malas noticias, vemos que la Casen y la Encuesta Suplementaria de Ingresos (ESI) nos indican un mercado laboral muy deficiente. Los números de pobreza y desigualdad de la Casen se ven opacados cuando vemos que los ingresos del trabajo del hogar no han crecido nada en términos reales desde 2013. La ESI nos indica que los ingresos laborales por persona cayeron un 1,4% en 2022, y no han crecido nada desde 2019. Según esta última encuesta, los ingresos laborales promedio de un chileno son $760 mil, estos ingresos son cercanos al millón de pesos si consideramos solo a los trabajadores con jornada completa, pero no alcanzan a $300 mil para la mitad de los trabajadores informales.

 

Por último, el Banco Central nos informa que la economía se contrajo el segundo trimestre de este año, reafirmando el casi nulo crecimiento para este año. Crecimiento pésimo, pero, por desgracia, no mucho más abajo del 2,3% promedio anual que hemos tenido en los últimos 10 años. Crecimiento que cae a 1,3% si restamos el crecimiento de la población.

 

De este cóctel de datos podemos sacar un par de conclusiones. Las malas políticas con excesos generan impactos negativos para el chileno promedio. Su ingreso real cae. Y las autoridades económicas deben frenar la economía para retomar los equilibrios macroeconómicos. Las políticas que se focalizan, como transferencias a quienes tienen menos, son efectivas para reducir la pobreza en forma importante y mejorar la distribución del ingreso. Esto, inclusive durante un período en que los ingresos laborales reales de los hogares no han crecido nada durante una década. La informalidad contribuye fuertemente en el magro resultado del mercado laboral. Por último, pero más importante, el actual magro crecimiento de la economía no permite que el salario de los chilenos crezca.

 

El contexto debe imponer realismo y pragmatismo al momento de definir las políticas públicas de los próximos años. Primero, se debe reafirmar lo que se ha hecho bien, esto es, focalizar el apoyo en los más pobres para mantener los buenos resultados en pobreza, y actuar rápido frente a desbalances macroeconómicos. Segundo, se debe sincerar de una vez que, a lo más, se podrá avanzar en una reforma previsional dentro de los márgenes de las propuestas de los gobiernos de Piñera y Bachelet, y en algunos cambios tributarios acotados a temas de evasión y elusión. El resto del capital político y técnico que tenga el Gobierno debe focalizarse en administrar el Estado de una mejor forma.

 

Para el Gobierno, esto no es renunciar a lo que crea debe ser el camino a seguir, sino que es ser realista en lo que puede hacer en pos de lo que cree, con el capital político y técnico con el cual hoy cuenta.

 

Alejandro Micco
Académico Depto. Economía