Trifecta de desaceleración global

* Publicada en diario Financiero el 27 de mayo

 

Durante lo que va de 2022 se ha conjugado una serie de factores globales que aumenta el riesgo de una desaceleración sincronizada de Estados Unidos, Europa y China. Más aún, que alguno de estos bloques decepcione, aumenta el riesgo de que otros lo sigan.

 

La política de cero Covid en China está causando ralentización del crecimiento, en una economía que ya se encontraba con importantes riesgos para su estabilidad financiera. La decisión de contener los contagios a través de políticas dinámicas de cuarentena ha afectado a parte de la industria exportadora e, incluso, ha encarecido las cadenas de abastecimiento. Si bien durante mayo los contagios volvieron a retroceder, dando esperanzas de reactivación, luce difícil que los planes de infraestructura anunciados por Xi Jinping puedan ejecutarse con consistencia ante la posibilidad de que nuevamente se observen restricciones severas a la movilidad. Bancos de inversión han revisado a la baja sus perspectivas de crecimiento para el gigante asiático.

 

En Europa, una economía que previo a la pandemia estaba débil, la situación luce compleja. Para muchos observadores la recesión parece inevitable en medio del conflicto en Ucrania, que ha encarecido el costo de la energía en Alemania y elevado la inflación en varias de sus principales economías. Un escalamiento de este conflicto podría forzar a medidas con altos costos económicos. El Banco Central Europeo ha sido particularmente claro al señalar que por ahora no tiene otra opción que aumentar la tasa de interés, lo que causará impactos relevantes en ese ya alicaído bloque económico.

 

Todo esto se da en paralelo a la normalización de la tasa de instancia en Estados Unidos, la cual para muchos fue equivocadamente retrasada. Se espera que la Fed continue aumentado la tasa de política con impactos reconocidos por su presidente, Jerome Powell. Entonces, luego de una caída de 1,6% en el PIB de EEUU durante el primer trimestre del año, no es posible descartar nuevas contracciones. Afortunadamente, por ahora, a pesar de inflación anual sobre 8%, el consumidor americano mantiene grados de confianza razonables sobre el futuro cercano.

 

Esta trifecta de desaceleración sincronizada es un riesgo material y de primer orden para las economías emergentes. A pesar de que muchas de estas economías han tratado de blindarse aumentando las tasas de política monetaria para hacer frente a un escenario financiero más complejo, es difícil pensar que saldrán inmunes de materializarse una desaceleración o recesión global, aunque esta sea breve.

 

En este sentido, a nivel local hay tres flancos importantes.

 

En materia fiscal se requiere mantener la consolidación en curso. Expandir el gasto más allá de lo contemplado en el último informe de finanzas públicas, violentando la convergencia fiscal comprometida, solo colocaría a Chile dentro de las economías más sensibles, ante su inhabilidad para una eventual política contracíclica.

 

En la arena política, los próximos cuatro meses serán cruciales para definir el camino del proceso constitucional. En ese plano, es importante entregar todas las certezas posibles para la inversión y una hoja de ruta que contemple acuerdos políticos amplios.

 

Finalmente, respecto de la política monetaria, cabe poca duda del actuar proactivo del Banco Central, aunque también es importante ponderar los riesgos de un período –breve, pero preocupante- de estanflación global. Estar listos para dar un giro rápido al sesgo de la política monetaria parece ser lo más prudente.

 

Jorge Selaive
Académico Depto. Administración