Recuperar el crecimiento: labor de todas las políticas económicas

Publicada en Diario Financiero el 26 de diciembre

 

El nuevo Informe de Política Monetaria (IPoM) preparado por el Banco Central fue revelado hace muy poco. Como siempre, fue una contribución pública desde la excelencia de una institución autónoma que debemos seguir cuidando. Bajo el escenario base de este informe, el crecimiento promedio del PIB entre 2022 y 2025 se ubicaría en 1,7%, el menor de 35 años a esa fecha. La inflación, en tanto, promediaría 5,8%, cumpliendo similar récord.

 

Cuesta ver conformismo por parte del Gobierno con dichas proyecciones. En consecuencia, es totalmente creíble el foco político y económico hacia inversión, creación de empleo y recuperación del crecimiento cíclico y potencial. La principal razón reside en el necesario pragmatismo que cualquier coalición de Gobierno debe tener para mantener su sobrevivencia en el tiempo. No existe peor campaña para una futura reelección que presentar las anteriores medallas.

 

Para recuperar el ansiado crecimiento económico se están realizando tareas en el frente del Pacto Fiscal y, ciertamente, algunas otras deberán dejarse de lado dentro de este mismo amplio acuerdo político, en búsqueda del pragmatismo.

 

Por el lado de la política monetaria, se dibuja un escenario complejo para esta recuperación. El Instituto Emisor considera que la Reserva Federal será incluso más agresiva de lo que ésta misma señala y bastante más de lo plasmado en las tasas de interés externas. En ese contexto, el retiro de la contractividad monetaria ocurriría de manera lenta, más aún considerando que se proyecta que la inflación llegaría recién a 3% hacia el cuarto trimestre del próximo año, aspecto en el que disiento en varios meses. Así, para el Banco Central la tasa de política monetaria se ubicaría 100 puntos base sobre la nueva tasa neutral hacia el cuarto trimestre del año próximo, con una brecha de capacidad en territorio negativo. Parecería necesario mantener la flexibilidad para aumentar la dosis de recortes y sacar la tasa de política monetaria del cuadro de honor de las más contractivas del mundo cuando la oportunidad inflacionaria y/o cambiaria lo permitan. Esa ventana de oportunidad puede estar a la vuelta de la esquina, aunque este IPoM contemplaría que estaríamos con una tasa casi idéntica a la actual durante los primeros meses del año. Se estaría, consecuentemente, aumentando la contractividad monetaria de confirmarse un descanso inflacionario que anticipo más intenso al previsto por el Instituto Emisor.

 

Nuestra visión sobre el crecimiento económico proyectado por ahora no dista del plasmado en el IPoM. La economía terminaría con un crecimiento nulo este 2023 en gran parte por impulsos desde el lado de la oferta, particularmente de las recientes lluvias y mayor extracción de cobre. No haber contado con este ''regalo'' generado por las precipitaciones en el valor agregado de la generación eléctrica habría significado que el PIB no minero a septiembre se habría ubicado marcadamente bajo lo observado en enero.

 

Para 2024, este impulso de oferta estará presente, pero la ejecución completa del presupuesto fiscal, especialmente de la inversión pública podría contribuir con casi la mitad de lo que espera el Banco Central de expansión del PIB. Otro tanto, como señala el IPoM, podría venir desde minería. La completa ejecución del gasto e inversión pública depende de foco y eficiencia, pero bien sabemos que el cumplimiento de los cronogramas está altamente sometido a permisos y tramitaciones. Resulta imperioso hacer claros avances en la última dimensión.

 

Jorge Seliave
Académico Depto. Administración