En el marco de un ciclo de charlas liderado por José De Gregorio, decano de la Facultad de Economía y Negocios (FEN), varios expertos discutieron los retos que enfrenta Chile al intentar equilibrar el crecimiento económico y la protección de su patrimonio cultural y natural. Este ciclo busca abordar temas cruciales para el desarrollo del país.
 

Rosario Navarro, presidenta de la Sociedad de Fomento Fabril (Sofofa), destacó la importancia de preservar el patrimonio mientras se impulsa el desarrollo económico. Navarro afirmó que Chile enfrenta grandes desafíos para volver a crecer después de una década estancado, y que la protección patrimonial no debe ser vista como un obstáculo, sino como un factor clave para un crecimiento sostenible.

Por su parte, Louis de Grange, compartió ejemplos de cómo proyectos de infraestructura, como la Línea 7 del Metro de Santiago, han sido paralizados durante años debido a hallazgos arqueológicos. Legranch enfatizó que si bien es esencial proteger el patrimonio, el nivel de discrecionalidad de los organismos encargados muchas veces genera graves retrasos que afectan a la población, especialmente a aquellos con peor conectividad.

Oscar Acuña, abogado y ex secretario ejecutivo del Consejo de Monumentos Nacionales, subrayó el costo económico y social de los retrasos en proyectos públicos e inversiones privadas debido a normativas patrimoniales. Acuña criticó el “caprichismo cultural” que muchas veces lleva a paralizar obras por hallazgos de valor patrimonial cuestionable, afectando proyectos clave como hospitales y obras de infraestructura.

Finalmente, Emilio de la Cerda, arquitecto y ex subsecretario de Patrimonio Cultural, coincidió en que es necesario modernizar las normativas, pero resaltó que las tensiones entre patrimonio y desarrollo no son exclusivas de Chile, sino que forman parte de un debate internacional. De la Cerda abogó por un enfoque equilibrado, donde se respeten tanto el valor cultural del patrimonio como la necesidad de crecimiento económico.

El consenso entre los participantes fue claro: Chile debe avanzar hacia un marco regulatorio más eficiente y equilibrado, que permita el desarrollo sin perder de vista la protección de su rica herencia cultural y natural.