* Publicada en Estrategia el 26 de octubre

 

En el contexto actual, nadie podría contradecir la idea de que todos los países deben buscar estrategias de desarrollo con foco en la sostenibilidad. El concepto de desarrollo sostenible es el que acuñó la ONU hace unos años, planteando en su Agenda 2030 un listado de Objetivos para el Desarrollo Sostenible (ODS). 

 

Desde el mismo organismo, han señalado que los avances en los pilares propuestos no han sido significativos a nivel global. Sin embargo, destacan el incremento de organizaciones, incluyendo a las pymes, que están haciendo esfuerzos por publicar reportes de sostenibilidad, lo que permite concluir que las empresas están trabajando en ello, tienen algo que contar y están más conscientes del beneficio que les genera comunicar sus acciones. 

 

En el caso de Chile, si bien las pymes no cuentan con la obligación de informar sus estados financieros, ni reportar en temas de sustentabilidad, no se sabe si tienen algo que comunicar o es un tema que no han podido abordar o si están implementando procesos sustentables y no los comunican.

 

Hay aristas relevantes en esto y una crucial que atraviesa históricamente a las pymes: los recursos limitados. Para la ONU, las pequeñas y medianas empresas corresponden a aquellas con ventas de hasta USD 5 millones; mientras que para la ley chilena se encuentran aquellas cuyas ventas no excedan las UF 100.000. Si trasladamos esas cifras a la moneda local y las comparamos, hay similitud en el nivel de ventas, pero los montos son superiores en la clasificación de la ONU. 

 

Al contar con recursos limitados para implementar acciones sostenibles en sus procesos y gestionar su divulgación, formalmente no tienen incentivo de hacerlo y esto es complejo. Además, persiste una falta de acompañamiento para sobrellevar este tema, tanto desde el Estado como de otros organismos claves. 

 

Más allá de que las pymes lo perciban como una obligación, urge cambiar el foco e implantar la mirada de la sostenibilidad como un valor social que además genera oportunidades de negocio. Implementar procesos de producción amigables con el medioambiente, respetando las comunidades y optimizando recursos básicos, es el camino que debería estar recorriendo cualquier organización hace décadas.

 

Lo anterior va en beneficio global y de las organizaciones. Una pyme que implementa y reporta prácticas sustentables se vuelve atractiva y confiable para empresas más grandes que deben cumplir con otros estándares y buscan relacionarse con proveedores que vayan en esa misma línea.  Esto incluye nuevas normas legales que obligarán a las pymes a repensar sus acciones, como la Ley de Responsabilidad Extendida del Productor y Fomento del Reciclaje (REP).

 

La idea de un desarrollo sustentable no puede lograrse sin las pymes ni en Chile, ni en ningún país del mundo. El llamado de la ONU es a las empresas y Estados para que fomenten y pavimenten este camino. Desde Pacto Mundial Red Chile se ha contribuido a capacitar a estos empresarios. Pese a los esfuerzos, estos no han sido suficientes. Se requiere promover que las empresas publiquen las mejoras realizadas y sus efectos. 

 

En todo esto, surge una herramienta clave: la formación. Si bien lo esperable es forjar un acompañamiento y dar una mano a las pymes, se espera que puedan hacerlo de forma autónoma, sepan cómo modificar sus procesos y comunicar al mundo lo que están aprendiendo a hacer mejor. 

 

Verónica Pizarro *
Académica DCS

 

* En coautoría con Digna Azúa, Académica de la PUCV